La placenta

Definición:

La placenta es el órgano que relaciona estrechamente al bebé con su madre y atiende las necesidades de respiración y excreción del feto durante su desarrollo.
El término placenta parece provenir de un vocablo latino que quiere decir “Torta Circular” y aparentemente fue introducido en 1559 por un médico llamado Realdus Columbus.

Anatomofisiología:

La placenta es una estructura de origen fetal, la placenta pertenece al bebé y no a la madre, de hecho, las características genéticas de la placenta son idénticas a la del bebé en formación.

Se forma aproximadamente a las dos semanas de la concepción y toma su forma final aproximadamente al cuarto mes, aunque sufre algunos cambios menores hasta el final del embarazo. En el caso de un embarazo múltiple dicigótico puede ocurrir que durante el proceso de implantación del huevo, las placentas se unan y los embriones compartan placenta pero siempre con su propio saco amniótico (saco que envuelve el feto y que no se tiene que confundir con la placenta).

La placenta es una estructura redondeada en forma de disco de unos 25 cm de diámetro, unos 2,5 cm de grosor y unos 500 grs. de peso (hacia el final del embarazo) que adosada a la cara interna del útero materno le permite al bebé nutrirse mediante la extracción de los elementos necesarios provenientes de la sangre materna.

Pocos días después de la fecundación del óvulo se forma una masa celular microscópica que parece una mora (múltiples pelotitas); pocos días después esta mora se separa en su interior en dos masas celulares que darán origen al bebé y a su placenta. La masa celular placentaria se va alejando del bebé y se adosa fuertemente al útero materno manteniéndose unida al bebé mediante el cordón umbilical.

La placenta es un órgano que se comporta como un filtro de sangre fetal con múltiples compartimientos que bañados por sangre materna permiten el intercambio entre la circulación materna y la fetal evitando su contacto directo, pero en relación tan cercana e intima que permiten que las sustancias nutritivas y los desechos sean intercambiados sin inconvenientes.

El bebé esta unido a la placenta mediante el cordón umbilical (que está definido a los 45 días de gestación). Es un conducto vascular encargado de llevar la sangre con desechos dióxido de carbono, urea, bilirrubina, etc., desde el bebé hasta la placenta, para que se haga el intercambio necesario con la madre y retornar oxigenada y rica en nutrientes hacia el bebé. El intercambio se da a través de la placenta pero funcionando como una barrera muy efectiva que solo permite el paso de sustancias bien determinadas y sin mezclar la sangre del bebé con la de su madre.

La sangre “impura” es enviada a la placenta gracias a los latidos cardiacos del bebé a través de dos (2) arterias umbilicales (dentro del Cordón Umbilical) que al llegar a la placenta se dividen infinidad de veces hasta formar capilares que son bañados por la sangre materna. En estos capilares u ovillos vasculares se da el intercambio feto-materno en cuestión de fracciones de segundo. La sangre “purificada” es conducida de regreso por múltiples venas que se van uniendo sobre la superficie placentaria hasta formar una (1) sola vena que ingresando al cordón umbilical lleva la sangre nuevamente hasta el bebé: esta sangre lleva todo lo que el bebé necesita, esta oxigenada, cargada de nutrientes y “limpia”.

Funciones:

La placenta ejerce un papel fundamental durante el embarazo, ya que actúa como vínculo entre la madre y el feto.

Como se ha dicho la placenta es un órgano que permite la alimentación ininterrumpida del feto en desarrollo. Cuando las circulaciones materna y fetal se encuentran (separadas por la placenta) el bebé extrae de la sangre materna todos los elementos que le son necesarios para su existencia: Oxigeno, Aminoácidos (proteínas), Ácidos grasos (grasas) y Glucosa (carbohidratos). Lo que la madre come nunca le llegara directamente al bebé, nunca tendrá hambre y siempre obtendrá alimentos aun cuando la madre esté en ayunas. Un sistema perfecto, al menos para el bebé.

La placenta también interviene activamente en el parto, a través de generar las hormonas necesarias para iniciar el proceso. Al final del trabajo de parto lo primero que se producirá será el nacimiento del bebé y posteriormente la salida de la placenta (alumbramiento propiamente dicho).

Eliminación de desechos:

El feto transfiere a su madre los productos de desecho que se producen por su metabolismo y que no puede eliminar por si solo dado que sus órganos son inmaduros y que se encuentra en un claustro aislado del mundo exterior; así, se podría decir que la placenta permite al feto purificar su sangre utilizando los órganos maternos.

Función endocrina:

La placenta produce hormonas que permiten la permanencia del embarazo y modifican el metabolismo y las funciones fisiológicas maternas para la subsistencia del bebé en crecimiento. La hormona placentaria más conocida es la que dio origen a la prueba de embarazo. La prueba de embarazo se hace positiva gracias a que la placenta produce la Gonadotrofina Coriónica Humana (hCG), hormona que permite el embarazo en sus etapas precoces (y otras múltiples funciones posteriores sobre la madre) y que de manera secundaria nos permite detectar un embarazo antes de que siquiera se pueda ver por Ecosonografía.

Tolerancia inmunológica:

La placenta y los profundos cambios inmunológicos que imprime el embarazo sobre la madre permiten que el feto no sea atacado por el sistema de defensa de la madre. La placenta juega un papel fundamental para “esconder” al bebé del sistema inmunológico de la madre y evitar su rechazo: si esto no fuese cierto, el sistema inmune activaría sus anticuerpos y células de defensa para atacar al bebé y “eliminarlo” del claustro materno.

En efecto, la placenta y el feto tienen un código genético diferente al de la madre, en teoría corren el riesgo de ser atacados por el sistema inmunológico de ésta. En investigaciones se ha encontrado que la proteína NKB de la placenta contiene la molécula fosfocolina, que también es utilizada por parásitos como los nemátodos (pequeños gusanos) para evitar el ataque del sistema inmunológico del huésped en el que habitan. Se ha descubierto que muchas de las proteínas de la placenta poseen esta molécula de superficie que les hace pasar desapercibidas frente al sistema inmunológico.

Protección biológica:

La placenta se comporta como un excelente filtro que impide el paso de muchas sustancias, parásitos, virus y bacterias que pudiesen afectar al bebé. La placenta no es perfecta en este aspecto y desgraciadamente una lista importante de agentes pueden ganar acceso al bebé y causarle daños importantes: alcohol, cigarrillo, fármacos fetotóxicos, rubéola, toxoplasmosis, sífilis, etc.

Protección física:

La placenta, las membranas de la “Bolsa de Aguas” y el líquido amniótico que ellas engloban proporcionan un ambiente cerrado, estéril y de temperatura controlada que mantienen al bebé completamente aislado de los factores físicos que podrían generarle problemas: golpes, cambios bruscos de temperatura, infecciones bacterianas, etc.

Envejecimiento placentario:

Este es un término que se utiliza con bastante frecuencia al encontrar placentas cuyo proceso normal de calcificación ha ocurrido antes de lo esperado. Anteriormente se tomaba como evidencia de trastornos de la función placentaria pero en la actualidad ha perdido importancia ya que en la mayor parte de los casos, y en ausencia de factores importantes de riesgo, no se asocia con alteraciones en las pruebas básicas y/o avanzadas de salud fetal.

Disfunción placentaria:

Existen múltiples y variadas causas, pero las enfermedades maternas como la Diabetes Mellitus, Hipertensión Arterial Crónica, Preclampsia, Enfermedad renal crónica y las enfermedades Autoinmunes predisponen con relativa frecuencia a la disfunción placentaria y las madres que sufran alguna o varias de estas condiciones deben ser vigiladas estrechamente.

Anomalías placentarias:

Existen diversas variantes en el número (Embarazos Múltiples), la forma, tamaño y estructura de la placenta, en el número de núcleos placentarios, la invasión uterina de la placenta y en la inserción del cordón pero quizás los términos que con mayor frecuencia oirás son los de Placenta Previa (PP) y el Desprendimiento Prematuro de Placenta (DPP):

Placenta Previa:

Es la inserción anormalmente baja de la placenta de forma tal que una vez avanzado el embarazo uno de sus bordes ocluye total o parcialmente el orificio interno del cuello uterino obstruyendo la salida vaginal del bebé y al estar expuesta genera un sangrado profuso de origen materno que puede conducir a la Prematuridad del bebé debido a la interrupción anticipada del embarazo.

Desprendimiento Prematuro de Placenta:

Esta es una condición aun más seria ya que la placenta normalmente insertada se desprende parcial o totalmente del útero durante el embarazo (lo normal es que se desprenda después del nacimiento del bebé).

Esto genera dos graves problemas:

(1) Reduce peligrosamente la superficie de intercambio materno-fetal de manera que el bebé puede quedarse sin nutrientes ni oxigeno de forma inmediata; esto puede matar al bebé en cuestión de minutos y
(2) Hemorragia retroplacentaria que puede comprometer severamente la salud y vida de la madre y por ende comprometer aun más la precaria situación del bebé.

Afortunadamente esta es una condición infrecuente pero observada principalmente en mujeres con enfermedades crónicas, pacientes con Preclampsia, usuarias de cocaína y grandes fumadoras.

Prevención de trastornos placentarios:

Aunque algunas situaciones son impredecibles o con pocas opciones terapéuticas lo cierto es que la mayoría de los embarazos son normales y no habrá problemas placentarios en su evolución.

Recomendaciones:

• Control prenatal precoz,
• Dieta adecuada,
• Reportar y eliminar factores de riesgo manejables (cigarrillo, cocaína, conductas inseguras),
• Reportar y tratar adecuadamente enfermedades crónicas (Hipertensión, Diabetes),
• Reportar inmediatamente episodios de sangrado genital, dolor abdominal continuo o disminución de los movimientos fetales,
• Asistir a todos tus controles y seguir todas las indicaciones de tu obstetra.

La placenta le permite al feto parasitar a su madre para poder nutrirse, vivir, crecer y mantener su propio embarazo. El bebé no da a cambio nada a su madre desde un punto de vista beneficioso para ella, pero le permite entregarle, finalmente, el milagro de la vida…

Dr. Avilio Méndez Flores

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