Síndrome del ojo seco

Otros nombres:

Queratoconjuntivitis seca
Queratitis seca
Xeroftalmía

Definición:

Es una enfermedad caracterizada por la poca secreción de lágrimas y/o por una evaporación excesiva de las mismas.
El término xeroftalmia procede del griego xeros (seco) + ophthalmos (ojo) + ia.

Consideraciones generales.

La conjuntiva está constantemente lubricada por las lágrimas, cuyas funciones son favorecer el deslizamiento de los párpados sobre el globo del ojo y prevenir la resequedad de la mucosa externa del ojo expuesta al aire.
En principio tenemos que comenzar por conocer que son las lágrimas. La lágrima tiene tres fracciones diferentes, que se producen en glándulas distintas: Las glándulas lagrimales segregan la fracción acuosa, que constituye el 99% del total de la lágrima. La conjuntiva, que tapiza lo blanco del ojo y la pared posterior de los párpados, está compuesta por células calciformes que producen mucina, la cual constituye tan solo el 0’5% del total lacrimal. Y los párpados tienen en su espesor las glándulas de Meibomio (que cuando enferman producen los orzuelos y los chalazión) que producen grasa en cantidades ínfimas.
La responsable de que la superficie ocular se mantenga húmeda es la película lacrimal. Ésta se compone de tres capas: una mucosa, muy lubricante; otra acuosa, formada básicamente por agua y electrolitos encargada de purificar y refrigerar y una cobertura lipídica que controla la evaporación de la capa acuosa.
Cuando existe una alteración en cualquiera de estas tres capas que modifica la película lagrimal tiene lugar el ojo seco provocando una producción deficiente de humedad o una evaporación excesiva de la lágrima.

Cada uno de estos componentes se dispone de la siguiente manera:

I La mucina se extiende sobre la superficie de la córnea, siendo el estrato más posterior de la lágrima.

II La lágrima acuosa se coloca sobre la mucina formando el estrato medio.

III La lágrima grasa, se extiende como una finísima película sobre la acuosa, formando el estrato más externo.

La superficie de la córnea es hidrofóbica, es decir, rechaza la lágrima, al igual que una superficie grasa rechaza el agua. El párpado extiende la mucina sobre la superficie corneal, y la hace hidrofílica, es decir, que acepte la lágrima. Sobre esta superficie de mucina, que se renueva a cada parpadeo, se extiende la lágrima acuosa, que es la que mantiene húmeda la superficie ocular y lubrica el parpadeo. Sobre la capa acuosa se extiende la capa lipídica, como una mancha de aceite se extiende sobre el agua. Esto evita que la lágrima acuosa se evapore fácilmente, además de facilitar la extensión de la capa acuosa sobre la mucínica.

Existe un cuarto tipo de ojo seco, el ojo seco epiteliopático, en el que aunque abunden las tres fracciones lagrimales, el epitelio enfermo de la córnea, capa externa de la misma, no se deja untar por la mucina, rechazando así los tres componentes lagrimales. Algunos autores clasifican un quinto grupo de ojo seco, el ojo seco por incongruencia párpado/ojo, es decir, el ojo en el que el párpado padece deformidades o parálisis, y en consecuencia no se aplica adecuadamente sobre la superficie ocular, y por consiguiente, aunque la producción de los tres componentes lagrimales sea normal, el párpado no los extiende sobre el ojo.

Frecuencia:

Es uno de los trastornos oculares más frecuentes en las consultas oftalmológicas (alrededor del 30%).

Causas:

El ojo seco puede deberse a una hipersecreción del componente acuoso de las lágrimas, o a una excesiva evaporación por déficit de la secreción de lípidos, aunque ninguno de estos factores es excluyente del otro.

Según lo que falte, lágrima acuosa, mucínica o grasa se habla de ojo seco, acuodeficiente, mucodeficiente y lipodeficiente.

La causa puede ser una o varias unidas, que produzcan la disfunción o destrucción de las diversas glándulas que producen la lágrima. Otras causas menos frecuentes de ojo seco serían las lesiones del epitelio corneal, o alteraciones palpebrales, deformidades y parálisis. El caso más frecuente de sequedad ocular es la involución senil. Conforme aumenta la edad de una persona, el ojo produce menos lágrima. Las mujeres posmenopáusicas padecen ojo seco con mucha mayor frecuencia que los varones de su misma edad. Durante el embarazo o cuando toma anticonceptivos también es más frecuente el ojo seco. El ojo seco de las postmenopaúsicas se acompaña de otras sequedades, afectando la mucosa de nariz, boca y vagina, y a este síndrome se le conoce como de Sjögren tipo I. Con gran frecuencia el síndrome de Sjögren se acompaña de enfermedades sistémicas como artritis reumatoide o lupus eritematoso, y a esta asociación se le llama síndrome de Sjögren tipo II.
También por quemaduras químicas o térmicas.

Existen muchos medicamentos que cuando se toman por razones extraoculares, hacen segregar menos lágrimas y saliva. Entre ellos están los ansiolíticos (Valium), antidepresivos, antipsicóticos, antihistamínicos, anticolinérgicos (Buscapina, Papaverina), antihipertensivos, antiparkinsonianos, diuréticos, etc. Si se deja de tomar la medicación, se recupera lentamente la secreción lagrimal normal. Las blefaritis marginales, es decir, la inflamación del borde de los párpados, es otra causa frecuente del ojo seco. Cuando los bordes palpebrales se inflaman, se produce una secreción grasa anormal o deficitaria que no protege a la película lagrimal de la evaporación, por lo que la lágrima acuosa se evapora en mayor cuantía, y las sales que contiene disueltas se hacen más concentradas, dañando el epitelio corneal y conjuntival.

El síndrome del ojo seco, es un problema benigno que puede ser muy molesto.
Tiene lugar cuando se produce una sequedad excesiva de la superficie ocular por distintos motivos: algunas enfermedades, toma de medicamentos, excesiva contaminación ambiental, edad avanzada, etc.

Tres tipos de ojo seco:

Leve: provoca síntomas al paciente pero muestra escasos cambios en el ojo cuando es evaluado por el oftalmólogo.

Moderado: aparecen síntomas acompañados de cambios en la superficie ocular que se observan fácilmente en la exploración oftalmológica.

Grave: tiene importantes cambios en la superficie ocular y notable alteración visual. Éste último es el que se conoce desde los tiempos de Hipócrates y se debe a procesos autoinmunes y quemaduras químicas, entre otros.

De todos ellos, los tipos de ojo seco que más se encuentran los oftalmólogos son el leve y el moderado.

Síntomas:

La sensación de arena en los ojos, la sequedad, el escozor y el parpadeo compulsivo son los principales síntomas de esta patología ocular.

El síntoma principal es la sensación de cuerpo extraño o quemazón, que ocasiona gran disconfort, principalmente tras el sueño, una lectura o la visualización de una pantalla de forma prolongada
El ojo seco se manifiesta principalmente por enrojecimiento y por sensación de arenilla. Otros signos y síntomas se hacen más evidentes cuando hay viento, ventiladores o aire acondicionado porque la lágrima se evapora más.
El ojo seco medio se manifiesta objetivamente por notoria escasez de lágrima y microulceraciones, erosiones, pequeñas heridas, corneales, y subjetivamente por sensación de cuerpo extraño al parpadear con disminución de visión cuando la córnea se queda seca.
El ojo seco grave se manifiesta por sequedad intensa de la superficie ocular, leucomas corneales, manchas blancas y disminución de visión. Este tipo es muy raro.

En las formas leves y medias de ojo seco, en ocasiones el paciente tiene crisis de lagrimeo intenso, lo que parece negar la existencia del ojo seco. Lo anterior es debido a que hay 3 tipos de lacrimación: la basal, la refleja y la emocional. La lacrimación basal es la que se tiene habitualmente para humedecer la córnea, formar una película lagrimal ante la córnea que facilite la visión, y lubricar el parpadeo; esta producción basal se tiene continuamente, pero en los pacientes de ojo seco es muy escasa. La lacrimación refleja es la que se tiene ocasionalmente cuando algún cuerpo extraño (piedrecita, pestaña) entra detrás de los párpados o se forma una úlcera; el ojo, así irritado, responde con un reflejo de hipersecreción. La lacrimación emocional ocurre en algunos estados de ánimo de depresión o de solidaridad; en estas situaciones el paciente con ojo seco llora como una persona normal.

Con el transcurso de la enfermedad se produce un engrosamiento de la córnea y una disminución de la agudeza visual.

Diagnóstico:

Existen pruebas específicas para el diagnóstico del ojo seco: aquellas que demuestran la inestabilidad de la película lagrimal (TRPL, tiempo de ruptura de la película lagrimal) y las que demuestran la disminución de la producción acuosa de la lágrima, para lo cual se realiza la prueba de Schirmer, que consiste en colocar una tira de papel secante colgando del párpado inferior y observar cuánta longitud del papel se empapa de lágrimas.

Tratamiento:

El tratamiento debe ser el de la enfermedad de base que lo produce.
Los corticoides pueden ser eficaces en fases iniciales de la enfermedad. Los suplementos de vitamina A se administrarán cuando se demuestre su deficiencia. La pilocarpina es un fármaco que aumenta la producción lacrimal.

En el tratamiento del ojo seco se deben de conseguir 3 objetivos:

1) Prevenir y tratar las causas predisponentes. Estudios destinados a descartar causas locales, generales y ambientales.

2) Tratamiento higiénico, observando al máximo las precauciones que se mencionan posteriormente.

3) Tratamiento sustitutivo de la lágrima o intentar mantenerla en el ojo, evitando su eliminación, en el primer caso se recomienda el uso de “lágrima artificial”, que están compuestas por agua (98%), una solución salina y sustancias que permiten que se mantenga en la superficie ocular y conservantes; y en el segundo caso, se puede proceder al taponamiento de los puntos lagrimales, para ocluir la vía lagrimal o aumento del depósito de retención de la lágrima, por medio de intervenciones quirúrgicas, sobre los párpados.

El propósito de las diferentes modalidades de tratamiento es reducir los síntomas y molestias asociadas al ojo seco y prevenir las lesiones corneales.

Reducción de la evaporación: se puede conseguir aumentando la humedad ambiental mediante el uso de evaporadores y reduciendo la temperatura de la habitación.

Sustitutos de lágrimas: son numerosos los preparados comerciales que se utilizan como lágrimas artificiales.

Agentes mucolíticos: la aplicación de gotas de acetil-cisteína al 5% puede ser útil para reducir las placas mucosas. Sin embrago, el acetil-cisteína puede también causar irritación.

Reducción del drenaje lagrimal: consiste en la oclusión de los puntos lagrimales por donde drenan las lágrimas. De esta manera se evita que se pierdan las lágrimas naturales o artificiales.

Transplante de una glándula salival: recientemente se han descrito transplantes de la glándula salivar submandibular, que se han implantado en sustitución de la glándula lacrimal.

En caso de ojo seco grave, se puede efectuar un cierre de ambos párpados, cosiendo uno a otro (blefarorrafia).

Recomendaciones:

Las personas con ojo seco deberán de evitar el viento y las corrientes de aire de ventiladores, aire acondicionado de habitaciones, coches o aviones o en su defecto protegerse manteniendo los ojos cerrados o usando gafas cerradas. La calefacción por radiador apenas da corrientes de aire por lo que molesta menos que la de aire acondicionado. Evitar los ambientes secos, de cocinas y fuegos. Humedecer las habitaciones con nebulizadores o colocar un recipiente con agua sobre los radiadores. Parpadear frecuentemente y no tener los ojos muy abiertos. Evitar irritaciones oculares de cualquier tipo (falta de sueño, viento con partículas, humo de tabaco, irritantes químicos volátiles, piscinas cloradas, etc.) a las que el ojo seco tiene menor resistencia.
No se trata de un problema grave, pero puede afectar la calidad de vida de la persona que lo sufre, por lo que es aconsejable prevenirla o tratarla cuanto antes en el caso de estar padeciéndola.

 

Dr. Avilio Méndez Flores
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