La memoria

La memoria reproduce hechos en los que el individuo se ha visto involucrado de una u otra manera; tener esa habilidad ayuda a mantenerse conectado con las relaciones personales, sean amistosas, amorosas, familiares, laborales entre otras.

Definición:

La memoria es la capacidad mental que posibilita a un sujeto registrar, conservar y evocar las experiencias (ideas, imágenes, acontecimientos, sentimientos, etc.). El Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española la define como: «Potencia del alma, por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado».

Cambios con la edad:

Al envejecer, ocurren ligeros cambios en nuestra cognición que afecta a la memoria. Un olvido normal (como “no saber donde están las llaves”) y demoras para recordar nombres, fechas y eventos puede formar parte del proceso normal de envejecimiento. Aun así, la memoria tiene varias formas que puedan verse afectadas de maneras distintas al envejecer.

Prevalencia de la memoria:

Funciones de la memoria preservadas:

• Memoria remota.
• Memoria procesal (para realizar tareas).
• Recuerdo semántico (cultura general).

Funciones de la memoria que disminuyen:

• Aprender nueva información.
• Recordar nueva información.

Otros cambios que ocurren con el envejecimiento:

El idioma, el lenguaje, el habla (“las palabras, su pronunciación, y los métodos de combinarlas que se usan y se entienden en la comunidad”) se ven ligeramente afectados por el envejecimiento. La comprensión del lenguaje (entender las reglas del lenguaje) se mantiene, así como el vocabulario (memoria semántica) y la sintaxis (la manera en que se ponen las palabras juntas).
Se ve una modesta disminución para encontrar palabras espontáneamente (“en la punta de la lengua”) y en fluidez verbal (se tarda más en “sacar las palabras”).
Mientras que la inteligencia verbal (vocabulario) se mantiene sin cambios al envejecer, la velocidad con que procesamos información disminuye gradualmente (como nuestra habilidad para resolver problemas). Las funciones ejecutivas (planear, abstraer) se mantienen normales para las tareas diarias, pero se ralentizan cuando nos encontramos con una tarea nueva o tenemos que dividir nuestra atención entre varias cosas (hacer varias tareas a la vez). Al envejecer también ocurre una disminución en la velocidad del proceso cognitivo y del tiempo de reacción.

Cambios anormales de la memoria:

La amnesia (“pérdida de la memoria”) no es parte de un proceso de envejecimiento normal. Mientras que es verdad que se tarda más tiempo en aprender información nueva (por ejemplo, los nombres de amigos cuando los ven en una foto), pero con un poco de tiempo y un esfuerzo extra acaban acordándose. Algunas personas son más olvidadizas, pero esto puede ser debido a razones de salud (por ejemplo, depresión, enfermedades cardíacas, trastornos del tiroides, y deficiencias vitamínicas) o como consecuencia de efectos secundarios de algún medicamento.

La pérdida de la memoria no es normal en gente con deterioro cognoscitivo (o del conocimiento), o demencia (pérdida de las funciones intelectuales lo suficientemente severa como para interferir con el normal funcionamiento diario, ya sea social como ocupacional).

Ligero deterioro cognoscitivo:

Cuando ocurren deterioros importantes de la memoria, pero sin pérdida del funcionamiento independiente.
Olvidos y dificultad para realizar tareas diarias de cuidado personal (por ejemplo, tomar medicamentos, pagar recibos), pero todavía es capaz de hacerlo sin la ayuda directa de nadie.

Demencia:

La memoria, el lenguaje, y el conocimiento se hayan tan dañados que ya no pueden realizar las tareas diarias de cuidado personal sin la ayuda de otra persona.

Envejecimiento y memoria normal:

Las investigaciones y estudios que se han hecho han demostrado lo siguiente:
• Una buena educación (la universidad) ayuda a mantener “la reserva cognitiva” y demora el comienzo de la demencia.
• Una dieta saludable (con alto contenido de antioxidante y aceite de oliva) disminuye los riesgos de contraer demencia.
• Los ejercicios cognitivos (ejercicios de memoria, ejercicios de razonamiento, ejercicios para la velocidad de procesar mejoran la cognición.
• Disminuir los riesgos cardiovasculares (por ejemplo, tratando la hipertensión).

Dr. Avilio Méndez Flores

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