El desgarro muscular

Definición:

Un desgarro o distensión es una lesión sufrida en un músculo o un tendón (el tejido que conecta al músculo con el hueso). Cuando ocurre un desgarro, el músculo o el tendón se distiende o se rompe.

Causas:

Un desgarro surge cuando un músculo o un tendón sufren una torcedura o un tirón. Los desgarros pueden ocurrir de repente o se pueden desarrollar durante el curso de varios días o semanas.

Un desgarro repentino (agudo) es causado por:
• Una lesión reciente
• Levantar objetos pesados de manera inapropiada
• El uso excesivo de los músculos.

Los desgarros crónicos ocurren generalmente al mover los músculos y tendones de la misma manera una y otra vez.

Localización:

Dos sitios comunes para los desgarros son la espalda y el músculo detrás del muslo (tendones isquiotibiales).

Los desgarros en la espalda o las piernas ocurren frecuentemente en deportes como el fútbol, fútbol americano, hockey sobre hielo, boxeo y lucha libre. Las personas que practican gimnasia, tenis, remo y golf usan mucho las manos y los brazos.
Estas personas a veces se desgarran la mano o el brazo. Los desgarros en los codos también pueden ocurrir al practicar deportes.

Síntomas:

Un desgarro puede causar:
• Dolor
• Contracción o espasmos musculares
• Debilidad muscular
• Hinchazón
• Calambres
• Dificultad para mover el músculo.

Cuando un músculo o un tendón se desgarran completamente, muchas veces causan dolor intenso y dificultad de movimiento.

Diagnóstico:

La evaluación de la gravedad del traumatismo se ve facilitada si podemos saber o comprender el mecanismo que lo produce, por un lado, y por otro por la inspección metódica de las estructuras lesionadas, para evitar de esta manera que pasen desapercibidos signos de gravedad.

Para poder comprender el mecanismo de la lesión es necesario que el sujeto nos relate como sucedió y los sucesos que lo llevaron a ello. Así también debemos tener referencia de lo que oyó o sintió en el momento de producirse y por último preguntar si había sufrido ya alguna lesión con anterioridad en la misma zona.
En segundo lugar buscar deformidades evidentes, cambios en la coloración de la piel, hinchazón o edema, hematomas o equimosis. Para todo ello es práctico identificar los relieves óseos característicos de las articulaciones, así como poder comparar todo lo anterior con el lado sano o contralateral. Todo esto constituye la tercera fase o exploración de la lesión.
Con todo esto podemos estar en condiciones de sospechar si la lesión que padece el paciente es una contusión, un esguince o un desgarro, o si sospechamos que pueda ser una fractura. En definitiva podemos valorar la importancia de la lesión.

Buscar deformidades evidentes, tumefacción y cambios en la coloración de la piel.
Comparar siempre con el lado contralateral o no afectado palpación.

Tocar la parte lesionada buscando diferencia de temperatura entre el lado lesionado y el lado sano, también buscando alteración de la sensibilidad, deformidades o crepitación

Tratamiento:

Para reducir la hinchazón y el dolor durante el primer o segundo día, los médicos por lo general le indicarán al paciente que:
• Mantener el área lesionada en reposo. Si el tobillo o la rodilla están lesionados, el médico podrá recomendarle que use muletas o un bastón.
• Colocar bolsas de hielo sobre la lesión durante periodos de aproximadamente 20 minutos. El médico le puede indicar que repita esto de cuatro a ocho veces al día.
• Comprimir la lesión usando vendajes especiales, una férula o yeso, botas o tablillas. Su médico le aconsejará cuál es la mejor para usted y cuán ajustada debe estar.
• Elevar el tobillo, la rodilla, el codo o la muñeca lesionada usando una almohada.
• El médico tal vez le recomiende que tome medicamentos tales como aspirina o ibuprofeno.

Después de tratar el dolor y la hinchazón, los médicos generalmente recomiendan ejercitar el área lesionada. Esto ayuda a prevenir la rigidez y aumenta la fuerza. Algunas personas necesitan fisioterapia. El paciente quizás tenga que ejercitar el área lesionada o ir a fisioterapia por varias semanas. El médico o el fisioterapeuta indicarán cuando se pueden comenzar las actividades normales, incluyendo las actividades deportivas. Si se comienza muy pronto, puede volver a lesionarse.

Prevención:

Para ayudar a prevenir los desgarros hay que:
• Evitar hacer ejercicio o actividades deportivas cuando se esté cansado o tenga dolor.
• Tener una dieta balanceada para mantener los músculos fuertes.
• Mantener un peso saludable.
• Evitar las caídas.
• Usar zapatos que queden bien.
• Conseguir zapatos nuevos si el tacón se ha gastado por un solo lado.
• Hacer ejercicios diariamente.
• Mantener una buena condición física para practicar deportes.
• Hacer ejercicios de calentamiento y estiramiento antes de practicar un deporte.
• Usar equipo protector mientras se juega.
• Correr en una superficie plana.

Dr. Avilio Méndez Flores






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