La esquizofrenia


Implica un grupo de trastornos psiquiátricos manifestados por alteraciones del estado de ánimo y la conducta, así como del pensamiento.

La formación de los conceptos puede producir una mala interpretación de la realidad, y a veces los enfermos presentan ideas delirantes y alucinaciones.

Los cambios anímicos incluyen respuestas ambivalentes, limitadas e inadecuadas. La conducta puede ser de aislamiento, regresiva o extraña. Afecta principalmente a personas jóvenes, entre los 20 y 40 años.

La personalidad dividida es como el rasgo característico de esta enfermedad. Se describen tres síntomas primarios: un trastorno de las asociaciones, un trastorno de la afectividad y una alteración de la actividad.

El paciente puede tener la sensación de oír sus propios pensamientos, alucinaciones auditivas o visuales, ideas delirantes, sensaciones de ser controlados desde el exterior, perplejidad, depresión o euforia, embotamiento emocional, aislamiento social, incapacidad para establecer una relación con los demás, pérdida del contacto con la realidad. Piensa en sus propios términos, de acuerdo con sus propias reglas. Se expresa con incoherencias, inventa sus propias palabras.

Obviamente, el diagnóstico implica una cuidadosa y exigente valoración clínica que ponga en evidencia los síntomas y signos ya mencionados, que considere la personalidad presicótica del paciente, sus antecedentes familiares y las experiencias desencadenantes. Por otra parte, según las últimas investigaciones la esquizofrenia y el trastorno bipolar (antes denominado maníaco depresión) tienen una etiología genética común, es decir, comparten causalidad genética. Los parientes de los pacientes con esquizofrenia tienen mayor riesgo de sufrir trastorno bipolar que la población general.

Es el médico psiquiatra el especialista preparado para atender al paciente esquizofrénico.

Recordar que la esquizofrenia puede ocurrir en cualquier ser humano y en cualquier momento de su vida. Hay que estar pendiente del diagnóstico precoz para que no se convierta en una enfermedad muy severa.
La gente tiene que aceptar al paciente mental como si fuera un enfermo cardíaco, gástrico o pulmonar.

Dr. Avilio Méndez Flores



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