La fiebre


Es un síntoma común a muchos trastornos como enfermedades infecciosas, intoxicaciones, golpes de calor, etc.

Se mide por la elevación de la temperatura oral o axilar por encima de 37.5 ºC y la rectal por encima de 38 ºC. Generalmente es el signo más precoz y objetivo de una enfermedad infecciosa y por lo tanto debe poner en alerta a la persona que atiende al niño. La fiebre alta y persistente puede indicar la importancia y severidad de la enfermedad. En efecto, en presencia de cualquier infección la fiebre debe ser bienvenida porque significa que el organismo se está defendiendo. Es importante aprender a reconocer la fiebre y que medidas tomar, pero no intentar bajarla a toda costa sin buscar la causa. La fiebre puede ocasionar malestar, dolor de cabeza, poco apetito y dificultad para digerir alimentos.

Para aliviar estos síntomas se puede recurrir a los medicamentos que al mismo tiempo sirven para controlar la temperatura, pero debe cuidarse su dosificación.
Un niño que tiene fiebre usualmente mostrará signos de estar enfermo. Tome la temperatura si usted ve 1 o más de los siguientes síntomas: Piel seca o caliente al tocarla. Sudoración excesiva. Somnolencia (sueño constante durante el día). Síntomas de respiración inusual o resfriado. Dolor de oídos. Vómitos. Poco apetito. Cuando un niño usualmente activo, deja de moverse y jugar.

La mayoría de las causas son de origen viral o bacteriano. La dentición probablemente pueda ser una causa no significativa de fiebre, y no debe pensarse que sea la única causa. En general, la fiebre alta no es lo único importante, también cuenta el estado general y la actitud del niño.

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En el manejo de la fiebre en niños se le deben ofrecer líquidos fríos que reemplacen los que él pierda a causa de la sudoración o de la diarrea. Esto puede ayudar a reducir la temperatura corporal.

Manténgalo lo más fresco que pueda, colocándole la menor vestimenta posible. El arroparlo puede aumentar la fiebre.

Bañarlo con una esponja y agua tibia por un lapso de 20 a 30 minutos, puede ser útil para reducir la fiebre.

En niños la mayoría de los procesos febriles son debidos a virus, los cuales evolucionan, casi siempre, con un retorno a una aparente normalidad en las pausas que transcurren sin fiebre, no siendo así cuando la causa es bacteriana.

Dr. Avilio Méndez Flores



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