Riesgos en guarderías

Las enfermedades, entre ellas las respiratorias, y esos malestares que solemos confundir con virosis y resfriados, no son más que el producto de las partículas contaminantes que circulan por los espacios internos, sobre todo en aquellos en que los pequeños pasan la mayor parte del día: los preescolares y los hogares, Igualmente son factores de riesgo las infraestructuras en las cuales estudian los infantes: si no tienen suficiente ventilación, el contacto directo con otros que estén enfermos, la alimentación y en algunos casos la presencia de animales.

Determinar la causa-efecto de las enfermedades producidas por el ambiente no es fácil, porque en el aire hay muchos contaminantes que provocan diferentes reacciones.. Sin embargo es bien sabido que muchas de las afecciones alérgicas son disparadas, sobre todo en los niños propensos, porque en su medio no mantienen las normas mínimas de saneamiento y los alimentos que consumen no son los más adecuados. Por lo general el riesgo es mayor en la población susceptible, pero eso no significa que los otros pequeños estén fuera de peligro. Influyen muchos factores como el contacto directo, el hacinamiento en los salones y la higiene del lugar.

Habitualmente cuando los niños entran a un preescolar o una guardería comienzan a tener contacto con ambientes diferentes a los que estaban acostumbrados, a compartir y convivir con otros pequeños. Evitar que este proceso natural suceda y resguardarlos en el hogar no es lo más indicado. Lo ideal es aprender a controlar aquellos factores que puedan ser detonantes de enfermedades, siguiendo ciertas normas que no acaban con los factores de riesgo, pero que sí los disminuyen considerablemente.

En el caso de los niños, quienes están en pleno proceso de formación, los riesgos pueden ser mayores. El polvo es uno de los principales enemigos que se deben combatir en los espacios internos, al igual que los hongos, los ácaros y otros insectos, pues son los principales causantes de enfermedades. El cambio de ambiente hace a los niños más propensos a sufrir enfermedades respiratorias como: rinitis, sinusitis, asma, bronquiolitis, infecciones respiratorias por virus o bacterias. Por lo general, cuando los padres confunden los procesos alérgicos con virosis o simple gripe vienen los tratamientos inadecuados con antibióticos. Usan antitusígenos para que la tos desaparezca y no hay nada más dañino que esto porque no habrá drenaje y se formarán tapones en todo el árbol bronquial con gran riesgo para la vida del niño.

Manejo:

Para contrarrestar los factores de riesgo es necesario que se tomen ciertos cuidados. Materiales como los peluches y las alfombras no son recomendables, al igual que la utilización de productos de olores fuertes, tales como pinturas, insecticidas, ambientadores y algunos productos de limpieza. Existen soluciones para contrarrestar esos agentes dañinos; por ejemplo, en el caso de las colchonetas es importante que se use un plástico protector especial, cuya membrana no permite el paso de ácaros. En cuanto a la limpieza, no se debe usar ni escoba ni plumeros, pues se ha comprobado que elevan el polvo, que se acumula en ciertos sitios, a nivel de la nariz. Lo recomendable es que se pase coleto hasta que se recoja todo el polvo y se limpien las mesas y estanterías con un trapo mojado. El uso de ventiladores también es contraindicado, pues lo único que hacen es levantar polvo. En caso de que el salón no sea lo suficientemente ventilado se recomienda usar aire acondicionado, siempre y cuando se le haga un mantenimiento constante, porque las bacterias viajan a través de los ductos. Las cocinas donde se preparan los alimentos deben estar debidamente acondicionadas y libres de insectos. El piso ideal puede ser desde parquet hasta cemento, cualquiera que se pueda coletear. Igualmente las paredes deben ser lavables para que frecuentemente se haga una limpieza a fondo, eso sí, sin químicos fuertes y cuando los niños no estén en el lugar. Y en cuanto a los animales, no son recomendables en espacios cerrados, pues sus pelos, caspa y saliva son dañinos para la salud.

Seguridad en guarderías y centros educativos:

Actualmente ya existen muchos profesionales del sector (sobre todo privados), que cuentan con los servicios de auditorías y prevención de riesgos infantiles en sus centros. Son profesionales que se desmarcan de la ley actual y que van más allá de sus obligaciones legales, todo por el bien de los más pequeños. Además de tener un centro escolar con el sello de calidad en seguridad infantil, incluyen esta opción en su modelo de escuela, lo que ofrece un valor añadido para los padres y ante todo para el feliz desarrollo de los niños.
Cuando una guardería, jardín de infancia o ludoteca, contrata este servicio, tiene asegurado que todos los defectos de seguridad infantil se han detectado y se cubren a la perfección, además el personal recibe una formación en prevención de accidentes infantiles y en primeros auxilios infantiles que les será de gran ayuda para poder ayudar y otorgar a los más pequeños espacios libres de riesgos, donde jueguen, se desarrollen y hagan sus amistades de forma más saludable.

Consejos para la tranquilidad de los padres:

Asegurarse de que cada centro cumple con la normativa legal existente.
Accesos y entorno: el control del acceso al interior del centro, la protección de los menores ante extraños y transeúntes, entornos señalizados como zona escolar, zonas de estacionamiento rápido (carga y descarga) y seguro para poder entrar y sacar a los niños del automóvil sin correr riesgos de otros coches o motos.

Interior y mobiliario

:

Clases diferenciadas por edad, ratio de alumnos como marca la normativa.
Si hubiera escaleras, adaptadas a los niños y con escalones protegidos y sin huecos, libres de paso y con buena iluminación.
Mobiliario, paredes y acondicionadores con protecciones antigolpes.
Puertas con antipilladedos en los dos ángulos, la mayoría de centros olvida el ángulo interior de la puerta.
Ventanas inaccesibles para los niños y con protección de redes de seguridad (las rejas pueden ser un obstáculo en caso de evacuación).
Muebles auxiliares estables, cambiadores, tronas y hamacas equipadas con anclajes de sujeción.
Enchufes altos y protegidos (hay que recordar que los niños aprender rápido a escalar).
Aulas y zonas de juego diferenciadas por edades.
Zona de juegos exterior con juguetes estables, suelos acolchados y material adecuado a cada edad, sin piezas pequeñas o desmontables, y con limpieza diaria.
Comedor separado de la cocina, los niños no pueden acceder a la cocina ni a los alimentos.
Material de limpieza, higiene y medicamentos inaccesibles para los menores.
Detectores de humos, gases y monóxido de carbono, así como material antiincendios según normativa vigente y revisada periódicamente para su buen funcionamiento.
Limpieza e higiene absoluta.
Planes de evacuación, salidas de emergencias señalizadas, visibles y sin obstaculizar y teléfonos de emergencia en zonas visibles.

Nuestra responsabilidad como padres:

Involucrarnos en la vida educativa de nuestros hijos, es beneficiosos para todos, asistir a las reuniones periódicas del centro educativo, conocer a otros padres y pequeños, sugerir programas educativos que sean del interés general, tanto de los padres como de los educadores, proponer beneficios para el entorno, etc. son actos que nos harán establecer una confianza con el centro y sus profesionales, nos tranquilizará y sabremos que hemos dejado a nuestros hijos en buenas manos.

Cuando debemos desconfiar:

Si el personal que cuida a nuestro hijo o sus responsables, no acceden a nuevas propuestas o reuniones con otros padres por el interés general.
Si evitan darnos respuestas a las preguntas lógicas que como padres tenemos al inicio de una relación educacional de nuestro pequeño.
Si no está en absoluto interesado en aceptar a los padres como miembros de la comunidad educativa, realizar reuniones, formaciones, excursiones, etc.
Si ocurren accidentes de forma muy frecuente y no se soluciona de inmediato.
Si nuestro hijo cambia muy a menudo de educador/a, rotación de personal.
Si se niegan a dar las normas del centro escolar, o cambian muy a menuda sin tener en cuenta la seguridad tanto física como emocional de los menores.
Un buen centro, siempre invita a los padres a formar parte de la comunidad, con reuniones, jornadas de puertas abiertas, charlas, fiestas infantiles, etc. si no es el caso pregunte por los motivos, es probable que tengan algo que ocultar.

Dr. Avilio Méndez Flores

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